La Maternidad de María de
Nazareth
Oh María de Nazareth, Madre de Dios y
Madre de misericordia, abogada y refugio de los pecadores: nos presentamos ante
tu presencia inmaculada, iluminados y movidos por las gracias que vuestra
maternal benevolencia siempre nos has obtenido del Tesoro Divino, te ofrecemos
nuestro corazón: tómalo y transfórmalo según el tuyo y el de tu amado hijo,
nuestro Señor Jesucristo, herido por la Pasión que el hombre le provoca, para
que, siempre y en todo lugar, amemos a Dios y a los hermanos hasta el extremo,
como tú haces continuamente. Preséntalo ante Dios Padre, conságralo a él y por
tu filial confianza, estamos seguros de que harás que nuestro corazón sea
enteramente suyo, imitando perfectamente a los santos, especialmente a San
José, vuestro purísimo esposo. Así sea.
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