sábado, 25 de febrero de 2017

Luz Franciscana

Queridos hermanos:

Qué paradojas tan grandes puede tener la vida, y es que hoy puede que nuestra Corporación sienta añoranza y recuerdos de lo que pudo ser y no fue. Recuerdos agolpados en la mente de muchos cruceros que vieron nacer a una Hermandad en un "hospital" y que tuvo que trasladarse a otro por falta de personal, y es que la crisis llega a todos los ámbitos de la vida y la razón y la lógica puede ser una de las más afectadas.
Hoy los sentimientos afloran en los hermanos más antiguos y en aquellos que, por cualquier motivo, ya no se encuentran en las nóminas de hermanos porque los recuerdos vienen a la mente dónde mucho fue el trabajo, las alegrías vividas, las familias que se formaron, los cultos que se hicieron; tanto fue lo que en ese "hospital" se vivió que llegó a convertirse en casa de todos nuestros hermanos.

Sin embargo,aunque esto ya forma parte de nuestra historia, el Señor designa los caminos de cada persona, o en este caso de cada grupo, y en esta ocasión, hizo que un nuevo "hospital" nos volviera a dar vida, una vida que está más viva que nunca y que hace que no cambiemos nuestra casa por nada.

Como dicen nuestros mayores "el tiempo pasa y la gente cambia" y es por eso que hoy nuestro antiguo "hospital" vuelve a dar vida a un nuevo grupo de hermanos, grupo lleno de grandeza y de sencillez, de acuerdo al espíritu que representan, con grandes ilusiones y grandes metas que ve como muy poco a poco, con ayuda de grandes médicos expertos, sus proyectos nacen y ven la luz. ¡Qué paradojas tan grandes puede tener la vida!

Sirvan estas líneas como homenaje a nuestros hermanos que hoy ven la cara del Señor de sus desvelos, con el que pasarán grandes momentos y con el que compartirán sus confidencias y sus inquietudes. "Yo soy la luz del mundo" que iluminará el corazón de cada hermano franciscano.

Fdo.: vuestros padrinos de bendición.

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