El primer viernes de marzo Martos respira incienso en cada una de las parroquias que lo componen y como no podía ser de otra manera en la parroquia de San Juan de Dios también quiso aparecer por allí la primavera.
El Señor de Pasión desciende de los alares para ofrecerse al pueblo de Martos y para que este fuese hasta sus plantas a rendirle pleitesía y postrarse a sus pies.
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