lunes, 24 de noviembre de 2014

Crónica del viaje a Málaga

22 de noviembre. Día grande en la ciudad de Málaga. En un autobús nos embarcamos hacia la capital de la costa del Sol para ver, entre sones de aniversario, al Señor de Málaga desfilando por su tan querido barrio de la Trinidad.

Un día grande no solo va acompañado de una sola efeméride. Además de estar la Casa de Hermandad de Jesús Cautivo abierta, pudiendo disfrutar desde varios ángulos a tan venerada imagen sobre su trono procesional, un prestigioso trono de la más suntuosa orfebrería, que iba exornado con claveles y un sendo monte de corcho y salpicado por flores silvestres y diversos detalles naturales, y en la que también se podían contemplar grandes enseres como el manto de salida de María Santísima de la Trinidad, ya fuera el nuevo realizado por Joaquín Salcedo, o el antiguo, varias Casas de Hermandad estaban abiertas al público, como las del Santo Traslado, donde sus impresionantes tronos brillaban con esplendor; la Esperanza, la Congregación de Mena,  en la que se podían también visitar sus tronos procesionales; y el museo de la Cofradía de Jesús Cautivo, en la que gran cantidad de enseres podían ser vistos desde varios ángulos. Así como conocer sus autorías y parte de su historia.  También pudimos visitar la Parroquia de San Pablo, en la que pudimos contemplar unas grandes obras de Luís Álvarez Duarte (también autor de nuestra Sagrada Titular) como son la Virgen de la Salud y el Cristo de la Esperanza en su Gran Amor, además de contemplar a la Virgen de la Trinidad y a los Titulares del Santo Traslado; y la ermita de Zamarrilla, pudiendo contemplar a los titulares de esa cofradía, el Señor de los Milagros y la dolorosa de la Amargura, así como el Santo Suplicio, última obra de Palma Burgos.






























También realizamos una pequeña visita por la zona del Centro, en la que pudimos ver sitios emblemáticos como la calle Larios, la Santa Iglesia Catedral de la Ciudad de Málaga, la Tribuna de los Pobres, la Plaza de la Constitución, y varias iglesias emblemáticas como la de los Santos Mártires y San Juan, sede de diversas cofradías malagueñas.


Llega la hora de la salida, y nos disponemos a ver al Señor Cautivo. Aunque el viento ya hacía senda presencia al llegar a la ciudad, conforme iba trascurriendo la tarde iba aumentando su fuerza; mas no por ello dejamos de disfrutar del Señor de la Túnica Blanca, que nos dejó a todos prendados con la sinuosidad de su andar por las calles, y ese característico ondear de la túnica blanca, que hace  vernos a un Cristo que “anda”. Ni la caída de un árbol, ni los cortes de luz, ni los posibles peligros de desprendimientos hicieron parar a esa devoción trinitaria que fue tan aplaudida a lo largo de esta salida procesional.


Por ello, podemos resumir esta jornada como cofrade, entretenida, histórica, y muy fructífera para conocer más acerca de esta gran Semana Santa como es la de Málaga.













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